Borges pdf poemas




















Sou o lento Prisioneiro de um tempo sonolento. No jardim aspiro,. Lo han despojado del diverso mundo, De los rostros, que son lo que eran antes. El desnivel acecha. Que no marca su aurora ni su ocaso. Es de noche. No hay otros.

El espejo que miro Es una cosa gris. Eis que assoma Um lampejo. Mas penso nas palavras e nas rosas. Penso que se pudesse ver-me a cara Saberia quem sou na tarde rara. Lento en mi sombra, con la mano exploro Mis invisibles rasgos. Un destello Me alcanza. Repito que he perdido solamente La vana superficie de las cosas.

El consuelo es de Milton y es valiente,. Pero pienso en las letras y en las rosas. Nem o perturba a gloria, esse reflexo Dos reflexos do sonho de outro espelho, Nem o amor temeroso das donzelas. Las tardes a las tardes son iguales. Febo, o sol. Cercado estou pela mitologia.

Nada posso. Que me importam a mofa ou o renome? Febo, el sol. Neptuno, El mar que ya no pueden ver mis ojos Porque lo borra el dios. Nada puedo. Virgilio me ha hechizado. Hice que cada Estrofa fuera un arduo laberinto De entretejidas voces, un recinto Vedado al vulgo, que es apenas, nada.

Acesse AQUI! Forgot your password? Get help. Recuperar senha. La luna que miraban los caldeos. Las manzanas de oro de las islas. Los pasos del errante laberinto.

El tiempo circular de los estoicos. La moneda en la boca del que ha muerto. El peso de la espada en la balanza. Cada gota de agua en la clepsidra. La sombra de las cruces en la tierra. Los rastros de las largas migraciones.

La conquista de reinos por la espada. El mar abierto. El eco del reloj en la memoria. El rey ajusticiado por el hacha. Ahora es invulnerable como los muertos. El espejo lo aguarda. Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde.

Eso es moneda corriente; morir es una costumbre que sabe tener la gente. Te han dejado. Nadie pierde repites vanamente sino lo que no tiene y no ha tenido nunca, pero no basta ser valiente para aprender el arte del olvido. Tal vez no importa. La vida es corta y aunque las horas son tan largas, una oscura maravilla nos acecha, la muerte, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna y del amor.

La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser nada. Con la tarde se cansaron los dos o tres colores del patio. Patio, cielo encauzado. El patio es el declive por el cual se derrama el cielo en la casa.

Serena, la eternidad espera en la encrucijada de estrellas. Debo fingir las armas y la pira de la epopeya y los pesados mares que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros.



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